lunes, 14 de junio de 2010

CIENTOS DE ANIMALES ESTÁN CAZANDO AHORA

Cientos de animales están cazando ahora
y en su mente quieta no hay otro dibujo que una presa pequeña.

Cientos de árboles hermosos se están meciendo ahora
y hay un pino azul en el centro
y una pista de patín que se forma alrededor por efecto de la nieve en su acumulación.

¿De dónde llegaría, si llegara
la calma como un manto ideal en su reposo
sin paralelo real en las ideas
o un obrero trabajando la miel como las piedras, en su labor continua?

Si nuestro corazón verdaderamente ya no amara nada
ya no creyera en nada,

¿veríamos resistir a los leones del mundo, apiñados como rocas, con toda la violencia contenida entre sus músculos?
¿o en cambio veríamos lobos oscuros, cipreses altos y especies rígidas abandonar el calor y entregarse dulcemente a la muerte?

El movimiento anillado de nuestro pensamiento nos devuelve siempre a casa y
“las cosas como son”, en boca de un pájaro cualquiera, debiera parecernos más bien un gesto o un susurro,
un árbol inexpresivo cuya existencia se sostiene en ramas.

miércoles, 5 de mayo de 2010

LA LUNA VISTA DESDE LA TIERRA

Clavada en el centro más fiel de mis palpitaciones
me escucho decir:
no soy blanca, no soy hueso, ya no deseo nada.

Mirada desde una conciencia mortal: la finada.

Mirada desde otro punto de vista
(inverosímil - político - tácito - estelar - observador de las reacciones primeras)

entonces –el pasto
entonces –la magia era eso que irradiaba una música febril, por partes, un rap interno, demente, circular, a pronunciarse en cualquier variante personal de un idioma desconocido.

Entonces lo que me parece plano, pisado, asido entre los dientes y los dedos es un hilo sostenido en la palabra mayor:
sshhhh
ó.

Entonces pido. Veo detalles. Elaboro recuerdos de un pasado que empieza a tener forma y color.
Más acá de mí, las costumbres.
Del otro lado las vacas, los ríos, las naves, las nubes, los países que no conozco
como prueba fatal de mi humanidad.

En el mar lo que devuelve la memoria
la sal que llega a pelotones blancos
a golpes limpios en una conciencia tranquila, atada a un puñado de arroz de este planeta.

O en los animales que incorpore
o en las palabras que recuerde en la frente (siempre)
o en las calaveras que pasen rodando silenciosas cuando intuya lo peor.

Invitada a hacer de mí una cosa distinta
–muda para ciertos tonos, sonora para otros–
hasta que el brillo se exprese de nuevo en la cara visible del cielo o ya no me pertenezca el ritmo impresionante que mi mente agita, ciega y marrón
como una banda estrecha.

domingo, 11 de abril de 2010

ALREDEDOR BAILABAN LOS RATONES

Alrededor bailaban los ratones.

Y las trampas que les puse no impidieron
que naciera en mí una bola brillante, de tamaño natural.

Cuando los sentí chillar salí corriendo, ridícula
sin papel y sin estilo
y te dejé anidando entre las plantas antiguas del balcón.

Un poco pájaro me fui, volé, y lo que fue
en el corazón
impreso para siempre.

martes, 2 de marzo de 2010

NUESTRAS CABEZAS SE TOCAN EN ALGÚN PUNTO

Nuestras cabezas se tocan en algún punto.
Invisible, imprevisible como todo encuentro verdadero
nuestras cabezas se tocan en algún punto.

En ese momento:
el alma cuelga como un hilo
el hilo se siente como hilo porque se trata de un estado altamente emocional.

La música es más música que nunca
las notas no suenan pero sí atraviesan el cuerpo
los sentidos frontales se preparan para recibir mejor las ondas laboriosas de la cabeza contigua
que en su esfuerzo demencial luchan unas contra otras para no superponerse, siquiera tocarse
para que Una Cabeza no deje de ser Una Cabeza
y pierda en el contacto la posibilidad de percibirse a sí misma como Sí.

Pero qué extraño y hasta peligroso ese momento en que la cercanía acecha
nuestras cabezas juegan a la confusión y yo juego con biromes
y te dibujo en la rodilla un círculo que no cierra y algunas gotitas alrededor:
“parece un sol”, me decís
“pero no cierra”, te digo.

En algún punto tu cabeza y la mía se tocan
y ése es un encuentro real
que podría explicar por dos vías:
1. porque mi corazón así lo dicta, en una sola y certera inyección de tinta que es mi sentimiento
2. porque los dibujos surgen de una mente inquieta que, como toda mente, habita una cabeza proporcionalmente más pesada que la densidad que lleva adentro, porque queda un punto abierto entre un extremo y el otro del círculo, que no llega a delinear un sol ni siquiera un corazón ni una luna ni nada que se parezca a un centro, porque en ese punto abierto nuestras cabezas se tocan y, si la distancia quiere lo que quiere la diferencia, al amor lo tiene de enemigo.

martes, 8 de diciembre de 2009

¡HOY, AHORA, VERDAD!

O es que se cae el cielo
o es que se incendia la luna
o es que oscurece salvajemente en mi mente
o es que la caja completa se abrió.

Algo adentro mío asoma como una montaña o como un pensamiento primitivo.

Mi mentalidad cae
agotada
en un sopor borroso, febril
color de la figura que el coco, con su sola existencia, dibuja
un contorno opaco pero basta
para delinear la diferencia entre su peso actual y su fantasma de ayer, que no es hoy.

Ahora, en la noche que es otra noche, el invierno blanco de mi mente comprende como si fuera un corazón:
inventa un ritmo
que es nuevo y, sin embargo, resuena con pequeñas notas sobre unos campos concéntricos (superficies infantiles, criaturas que no aprenderán jamás)
que, a no ser por ciertas formulaciones que afirman que “yo” todavía se parece a algo, diríase:
“todo queda por conocer”.

lunes, 16 de noviembre de 2009

LA FORMA / EL FIN DE LA FORMA

La forma
Las llanuras duran lo que duran, las crecientes. Las reacciones más impredecibles, las alergias, los impulsos contenidos. Porque no quería verte, me fui antes. No porque no quisiera verte, sino porque había que “variar el movimiento”. Como las orbes, las urbes, los planetas, que asocian cada rasgo a un detalle real. ¿Un principio de regularidad? Los dueños no conocerán su energía más que por dibujos de los otros. No voy a poder volver a poner las formas en su lugar, ni vas a poder ayudarme, porque nos imaginamos ahí, justo donde mis raíces, en cámara lenta, se iban acabando.

***

El fin de la forma
Saber de mí a través de los dibujos que mi mano dibuje, mi mente permanece fiel a los renglones, no me desanimo, no caigo en la trampa de la duda, apuro el corazón, sabré de mí en esos dibujos que dibuje, que mi mano aliente, que mi mente incorpore como formas que mi corazón febril, empetrolado, no sabrá codificar, como envases sueltos al fondo de una hondonada salvaje, por los fondos de los fondos, rezo, anulo, dibujo en los cuadernos que sabrán de mí como una fruta caída en el medio de una tarde que se corta a sí misma en dos, dividida entre la sangre y el trabajo, porque sabe que palpita, detrás de ese dibujo que se raya solo, que no miente, que dice decir de mí lo que la naranja afirmó, al caer el día, y nadie había para escucharla.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

MENTE SENSIBLE

Hasta que sonaron con un tinte marrón, las canciones fueron cantadas por todos. Hasta que se hicieron en red, los lazos prometieron amor del mejor, agudeza, fidelidad, carne y espíritu. Hasta que se incendió el bosque, los animales vagaron sin rumbo por los caminos trazados por las huellas de sus propias patas y las de los otros. Sin saberse familia, los que iban atrás seguían a los de adelante, y así. Y así las cosas que pasaron, como un león agudo que se sale del ruedo a cambiar piel por piedras, así la rebelión, así la revuelta que no conocemos y, sin embargo, vendrá.

Ejemplo 1:

*Una mariposa que por dentro no es una mariposa, sino una fogata o un botón. Un botón que no es más que una medalla, una cabeza, una moneda peruana impregnada de símbolos de guerra. Una guerra que a la larga no es una guerra, sino un estado de cosas. Una cosa que se parece a un deseo sometido a sus propios límites. Un deseo fiel llevado hasta las últimas consecuencias, conteniéndolo todo, incluso la tela anudada en el misterio pendiente de una noche. Un pañuelo que parece un pañuelo y sin embargo son fibras de hilo que hilan la tela perfectamente. Un encuentro perfecto, casual, un té convidado a cuatro invitados de igual carácter formal, y tan distintos. Una diferencia que se nota solamente en el ritmo demencial de una mente que pide socorro en la fiesta, y la fiesta que aúlla a la luna por más furor. Un furor que no es tal, porque no hay sentimiento. Un sentimiento custodiado, a cuerda, suspendido en la base como un reloj parado a las siete sin ningún apuro. Un momento concreto, una época grabada a fuego en la memoria. Una letra trazada en tinta china, mental, infrarroja, un haz de pequeñas luces sobre la costa, una arruga que no significa nada de nada, ni dentro ni fuera de la ley.

- - - - - - - - - - (después de la tormenta)
Vimos lo que vino y lo que hubo, lo que estaba por venir, lo que llegó de la mano de la mente helada y del horno salvaje, lo que parecía tanto y era tan poco después de la tormenta, lo que nos agitó en un momento y después ya no nos agitaba más, lo que creímos por un segundo haber perdido y haberlo perdido todo, en esas condiciones de la mente cuando es frágil o, peor aún, un rasguño no siempre puede más que mil palabras.